1. Sensibilidad:
* Precisión limitada: Los equilibrios de haz generalmente no son tan precisos como los saldos electrónicos, especialmente para masas más pequeñas.
* Difícil con muestras pequeñas: Medir muestras muy pequeñas puede ser un desafío debido a la sensibilidad limitada del equilibrio.
2. Factores ambientales:
* Corrientes de aire: Las corrientes de aire pueden interrumpir fácilmente el equilibrio, lo que lleva a lecturas inexactas.
* Variaciones de temperatura: Los cambios de temperatura pueden afectar la expansión y la contracción de los brazos de equilibrio, lo que lleva a inexactitudes.
* vibración: La vibración también puede causar fluctuaciones en el equilibrio.
3. Lento:
* Proceso lento: Equilibrar el haz y leer los pesos puede llevar mucho tiempo, especialmente para múltiples mediciones.
4. Potencial de error:
* Error humano: Leer mal los pesos o la colocación incorrecta del objeto puede conducir a errores.
* Problemas de calibración: El equilibrio debe calibrarse regularmente para garantizar la precisión.
5. Capacidad limitada:
* Peso máximo: Los saldos de haz tienen una capacidad limitada, lo que restringe su uso para objetos más pesados.
6. Limitaciones físicas:
* Requisitos de espacio: Los equilibrios de haz requieren una superficie relativamente plana y estable para funcionar correctamente.
* movilidad: No son tan portátiles como los saldos electrónicos.
7. Preocupaciones de seguridad:
* potencial de lesión: La caída de pesas u objetos puede representar un peligro de seguridad.
8. Costo:
* Mantenimiento: Los equilibrios de haz pueden requerir un mantenimiento regular, como la limpieza y la lubricación.
En resumen:
Si bien el balance del haz es una herramienta simple y confiable, sus limitaciones en la sensibilidad, la susceptibilidad ambiental y el potencial de error lo hacen menos adecuado para aplicaciones que requieren alta precisión, velocidad o portabilidad. Para estas aplicaciones, los saldos electrónicos ofrecen ventajas significativas.