* precisión: Nuestro sentido del tacto no es confiable para determinar la temperatura precisa. Lo que se siente "cálido" a una persona puede sentir "frío" a otra. Un termómetro proporciona una medida objetiva y numérica que es consistente independientemente del individuo.
* Sensibilidad: Nuestra piel no es muy sensible a los cambios sutiles en la temperatura. Un termómetro puede detectar incluso pequeñas variaciones, haciéndolo útil para monitorear las fiebres, verificar la seguridad alimentaria y más.
* Seguridad: Algunas cosas están demasiado calientes o demasiado frías para tocar con seguridad con las manos desnudas. Un termómetro le permite medir la temperatura de estos objetos sin riesgo de quemaduras o congelación.
* objetividad: Nuestro sentido del tacto puede verse influenciado por factores como el medio ambiente, nuestro estado de ánimo e incluso nuestra ropa. Un termómetro es una herramienta más objetiva, que ofrece una lectura constante independientemente de estos factores.
En resumen, los termómetros son mucho más precisos, sensibles, seguros y objetivos que nuestro sentido del tacto cuando se trata de determinar la temperatura.