Un objeto que se mueve en una trayectoria circular con rapidez constante tiene aceleración centrípeta, pero no aceleración tangencial. Esto se debe a que la velocidad del objeto no cambia, por lo que su aceleración es puramente centrípeta.
Aquí hay algunos ejemplos de cómo esto puede ocurrir:
Un automóvil que toma una curva con rapidez constante.
Una persona hace girar una pelota atada a una cuerda con velocidad constante.
Un planeta que orbita alrededor del sol a una velocidad constante.
En cada uno de estos ejemplos, el objeto se mueve en una trayectoria circular con rapidez constante, por lo que tiene aceleración centrípeta pero no aceleración tangencial.