Cuando un objeto está en caída libre, la única fuerza que actúa sobre él es la gravedad. Esta fuerza hace que el objeto acelere hacia abajo a un ritmo constante, independientemente de su masa. En otras palabras, todos los objetos en caída libre aceleran al mismo ritmo. Este es uno de los principios fundamentales de la mecánica clásica, conocido como principio de equivalencia.
La aceleración debida a la gravedad es causada por el campo gravitacional de la Tierra, que es una región alrededor de la Tierra en la que se experimenta la fuerza de la gravedad. La fuerza del campo gravitacional disminuye a medida que aumenta la distancia desde el centro de la Tierra, pero para los objetos cercanos a la superficie de la Tierra, la aceleración de la gravedad se considera constante.
Por lo tanto, durante la caída libre, la velocidad de un objeto aumenta en una cantidad igual a g cada segundo. Esto significa que después de un segundo de caída libre, el objeto tendrá una velocidad de g m/s, después de dos segundos tendrá una velocidad de 2 g m/s, y así sucesivamente. La aceleración es constante y continúa hasta que el objeto choca con otro objeto o experimenta un cambio en su movimiento.