La capacidad de un material para facilitar el movimiento rápido del exceso de carga se cuantifica por su conductividad eléctrica. Los metales son generalmente buenos conductores, ya que poseen una gran cantidad de electrones de conducción débilmente unidos que pueden moverse fácilmente. Por otro lado, materiales como el caucho y el plástico son malos conductores, ya que carecen de suficientes electrones libres para soportar el rápido movimiento de la carga.
El rápido movimiento del exceso de carga en los conductores es esencial para diversos fenómenos eléctricos, como el flujo de corriente en los cables, la carga y descarga de condensadores y el funcionamiento de dispositivos electrónicos. Permite la transmisión eficiente de señales eléctricas y el funcionamiento de numerosos sistemas y dispositivos eléctricos que utilizamos en la vida cotidiana.