Cuando un objeto se mueve lentamente, las partículas del fluido tienen más tiempo para fluir alrededor del objeto y ejercer menos fuerza sobre él. Esto se debe a que la capa límite, que es la capa de fluido que está en contacto con la superficie del objeto, es más delgada a velocidades más bajas. La capa límite más delgada significa que hay menos fricción entre el fluido y la superficie del objeto, lo que resulta en menos resistencia.
A medida que aumenta la velocidad del objeto, la capa límite se vuelve más gruesa y las partículas de fluido tienen menos tiempo para fluir alrededor del objeto. Esto hace que aumente la fricción entre el fluido y la superficie del objeto, lo que resulta en una mayor resistencia.
Otro factor que contribuye al aumento de la resistencia a altas velocidades es la formación de una capa límite turbulenta. Cuando la velocidad del objeto excede un cierto valor crítico, la capa límite se vuelve turbulenta y las partículas del fluido comienzan a girar y arremolinarse alrededor del objeto. Esta turbulencia provoca aún más fricción entre el fluido y la superficie del objeto, lo que aumenta aún más la resistencia.
Por lo tanto, la resistencia es menor si un objeto se mueve lentamente porque hay menos fricción entre el fluido y la superficie del objeto.