En términos más simples, cuanto más masivo es un objeto, mayor es su atracción gravitacional. Esto significa que los objetos con una masa grande, como los planetas y las estrellas, tienen una atracción gravitacional más fuerte que los objetos con una masa más pequeña, como las personas o los automóviles.
La fuerza gravitacional entre dos objetos es directamente proporcional al producto de sus masas e inversamente proporcional al cuadrado de la distancia entre ellos.
Entonces, cuanto mayor sea la masa de los objetos, más fuerte será la atracción gravitacional entre ellos. Y cuanto más separados estén los objetos, más débil será la atracción gravitacional entre ellos.
La fuerza gravitacional desempeña un papel crucial a la hora de mantener unidos los objetos celestes, determinar sus órbitas y gobernar muchos de los fenómenos observados en el universo.