1. Resistencia del aire: A medida que un objeto se mueve en el aire, experimenta la resistencia del aire, que aumenta con el cuadrado de la velocidad del objeto. A velocidades extremadamente altas, la resistencia del aire sería tan grande que ralentizaría el objeto y eventualmente provocaría su desintegración.
2. Fuerzas G: Cuando un objeto acelera, experimenta fuerzas g, que son proporcionales a la aceleración. A altas aceleraciones, el cuerpo humano experimentaría fuerzas G extremas que podrían provocar desmayos, daños a los órganos e incluso la muerte.
3. Efectos térmicos: A velocidades extremadamente altas, la fricción entre el objeto y el aire generaría enormes cantidades de calor, lo que podría provocar que el objeto se derrita o se queme.
4. Radiación: A velocidades extremadamente altas, el objeto estaría expuesto a altos niveles de radiación, lo que podría causar daño celular y envenenamiento por radiación.
En conclusión, si bien no existe un límite teórico para la velocidad a la que un cuerpo humano podría viajar, las limitaciones prácticas impuestas por la resistencia del aire, las fuerzas g, los efectos térmicos y la radiación impedirían que un ser humano alcanzara velocidades que harían que su cuerpo se moviera. ser destruido.