Como resultado, las partículas comienzan a organizarse en patrones más fijos y regulares, formando estructuras cristalinas. La formación de estos cristales marca el paso de la fase líquida a la fase sólida, es decir, el líquido se congela y se convierte en sólido.
Este proceso de cristalización generalmente ocurre en todo el líquido cuando la temperatura alcanza el punto de congelación, lo que hace que todo el líquido se solidifique. Sin embargo, en algunos casos, el proceso de congelación puede comenzar en puntos de nucleación específicos, como impurezas o superficies de contenedores, y luego extenderse por todo el líquido a medida que más partículas se adhieren a los cristales en crecimiento.
La disposición específica de las partículas en la estructura cristalina depende de la sustancia y de sus propiedades moleculares. Diferentes sustancias pueden exhibir diferentes estructuras cristalinas, lo que lleva a la formación de distintas fases sólidas con diferentes propiedades físicas.