Cuando un rayo de sol entra en una habitación, las ondas de luz interactúan con las partículas de polvo del aire. Las partículas de polvo actúan como obstáculos que dispersan la luz en todas direcciones. Esta dispersión de la luz es lo que hace que las partículas de polvo se hagan visibles.
La cantidad de dispersión depende del tamaño de las partículas de polvo y de la longitud de onda de la luz. Las partículas más pequeñas dispersan la luz con mayor eficacia que las partículas más grandes. Esta es la razón por la que las partículas de polvo en un rayo de luz solar parecen moverse rápidamente, aunque en realidad estén estacionarias.
El efecto Tyndall también es responsable del color azul del cielo. Las moléculas de la atmósfera terrestre son muy pequeñas, por lo que dispersan la luz azul con mayor eficacia que otros colores. Por eso el cielo se ve azul durante el día.
El efecto Tyndall es un fenómeno común que se puede observar en muchas situaciones diferentes. Es un hermoso ejemplo de cómo la luz interactúa con la materia.