1.Flujo sanguíneo cerebral: Colgarse boca abajo provoca un aumento significativo del flujo sanguíneo a la cabeza debido a la gravedad. Este aumento repentino puede ejercer una presión adicional sobre el sistema cardiovascular y puede causar aturdimiento, mareos o incluso dolores de cabeza en algunas personas.
2.Acumulación de sangre: La inversión prolongada puede provocar que la sangre se acumule en las extremidades, especialmente en las piernas y los pies. Este charco de sangre puede provocar malestar, entumecimiento y sensación de hormigueo en las zonas afectadas.
3.Aumento de la presión intracraneal: El aumento del flujo sanguíneo a la cabeza también puede elevar la presión intracraneal, lo que puede provocar una variedad de síntomas que incluyen alteraciones visuales, náuseas y vómitos.
4.Disección de la arteria carótida: En casos raros, la suspensión prolongada boca abajo se ha asociado con la disección de la arteria carótida, un desgarro o lesión de la arteria carótida que suministra sangre al cerebro. Esta afección puede poner en peligro la vida y requiere atención médica inmediata.
5.Daño cerebral: En casos extremos, la inversión prolongada puede provocar daño cerebral o accidente cerebrovascular debido a cambios significativos en el flujo sanguíneo y la presión intracraneal.
Por lo tanto, generalmente es aconsejable limitar la duración de estar colgado boca abajo a períodos cortos, generalmente inferiores a unos pocos minutos. Se recomienda consultar a un profesional de la salud antes de realizar cualquier ejercicio de inversión o suspensión prolongada, especialmente para personas con afecciones médicas preexistentes.