1. Materiales: El proceso implica la unión de dos o más superficies metálicas (metales base) y un metal de aportación (aleación para soldadura fuerte). Los metales base pueden ser ferrosos (aleaciones a base de hierro como el acero) o no ferrosos (aleaciones como latón, cobre o aluminio).
2. Preparación conjunta: Las superficies de los metales base que se van a unir se preparan primero limpiando y eliminando suciedad, grasa u óxidos para asegurar una unión fuerte.
3. Aplicación de fundente: Se aplica un fundente al área de la articulación. El fundente actúa como un agente de limpieza que elimina los óxidos e impurezas restantes de las superficies metálicas y promueve la humectación por parte del metal de aportación fundido.
4. Calefacción: Luego, el área de la articulación se calienta con un soplete, calentamiento por inducción u otra fuente de calor. El calor eleva la temperatura de los metales base, pero no es lo suficientemente alta como para fundirlos.
5. Derretir el metal de aportación: El metal de aportación (aleación para soldadura fuerte) tiene un punto de fusión más bajo que los metales base. Cuando la temperatura alcanza el punto de fusión del metal de aportación, comienza a fundirse y fluye hacia el área de la junta por acción capilar.
6. Acción Capilar: La acción capilar es la fuerza impulsora detrás del flujo del metal de aportación fundido hacia el espacio de la junta. El espacio entre los metales base actúa como un tubo capilar, arrastrando el metal fundido hacia él debido a la tensión superficial y al efecto humectante del fundente.
7. Formación de vínculos: A medida que el metal de aportación fundido fluye hacia la junta, se humedece y se adhiere a las superficies de los metales base, formando una fuerte unión metalúrgica. La unión es fuerte porque el metal de aportación se alea con los metales base, creando una nueva interfaz compartida.
8. Solidificación: A medida que se elimina la fuente de calor o la temperatura baja, el metal de aportación fundido se solidifica dentro de la junta, formando una unión permanente entre los metales base.
La soldadura fuerte produce una unión fuerte, a prueba de fugas y resistente a la corrosión sin fundir los metales base, lo que la hace adecuada para aplicaciones donde se requiere alta resistencia y control preciso de la temperatura. Se utiliza ampliamente en industrias como la plomería, la refrigeración, la automoción y la joyería.