En el estudio, los físicos utilizaron simulaciones por ordenador para modelar el comportamiento de un sistema de partículas que interactúan entre sí según un conjunto de reglas. Inicialmente, las partículas estaban dispuestas en una configuración aleatoria, pero con el tiempo comenzaron a autoorganizarse en grupos. Estos grupos luego crecieron y comenzaron a reproducirse, creando nuevos grupos.
Los físicos descubrieron que la clave de este comportamiento realista era la forma en que las partículas interactuaban entre sí. Cuando las partículas se atraían entre sí, tendían a formar grupos. Cuando las partículas se repelían entre sí, tendían a dispersarse. Al ajustar cuidadosamente las interacciones entre las partículas, los físicos pudieron crear un sistema que exhibía una amplia gama de comportamientos similares a los de la vida.
Los hallazgos de este estudio podrían tener implicaciones para la comprensión de los orígenes de la vida. Es posible que los primeros organismos vivos surgieran de un proceso similar de autoorganización y reproducción. El estudio también podría conducir al desarrollo de vida artificial, que podría utilizarse para diversos fines, como investigación médica, vigilancia medioambiental y exploración espacial.
"Nuestro estudio muestra que un comportamiento realista puede surgir de interacciones muy simples entre partículas", dijo el Dr. Tommaso Toffoli, uno de los autores del estudio. "Esto sugiere que los orígenes de la vida pueden ser más simples de lo que pensábamos".
"Las posibles aplicaciones de la vida artificial son infinitas", afirmó el Dr. Tommaso Toffoli. "Apenas estamos comenzando a explorar las posibilidades".