Un nuevo estudio sugiere que los documentos legales pueden ser intencionalmente vagos como parte de una estrategia de poder y una forma sutil de clasismo. Investigadores del Instituto Universitario Europeo analizaron textos legales y no legales y encuestaron a hablantes no nativos de inglés sobre la claridad del lenguaje. Encontraron que la redacción legal era más compleja en algunos aspectos, incluso mientras que el inglés no legal contenía palabras más especializadas, lo que indica que la complejidad no se puede atribuir solo al vocabulario técnico. Además, los lectores que no eran abogados encontraron el contenido legal confuso debido a la mala estructura de las oraciones. El análisis implica que esta complejidad intencional en los documentos legales funciona para excluir a la mayoría y mantener o hacer crecer la dinámica de poder que favorece a los abogados que se especializan en comprender estas expresiones opacas. Mientras que los abogados a menudo explican las complejidades del lenguaje jurídico debido a requisitos de precisión, quienes no son abogados tienden a percibir esta opacidad como un dispositivo de poder que los excluye de la comprensión y participación plenas en los asuntos legales.