En un momento dado, un avión de pasajeros en vuelo está sometido a una amplia variedad de fuerzas que actúan sobre sus distintas superficies, desde el exterior (cargas aerodinámicas) y desde el interior (presurización). Todas estas cargas crean tensiones dentro de la estructura del avión y, como saben los ingenieros, las esquinas afiladas en una superficie sometida a tensión tienden a concentrar estas tensiones, haciendo que las fallas sean más probables. Es por eso que los ingenieros normalmente evitan colocar esquinas afiladas en objetos estresados.
Si conduce un automóvil, observe que todas las ventanas del vehículo tengan esquinas redondeadas. Del mismo modo, las ventanas de su casa también tienen esquinas redondeadas, no por problemas estructurales sino porque las esquinas afiladas son mucho más propensas a romperse.