En un mundo que se calienta peligrosamente, hay que afrontar la sombría realidad de las emisiones de incendios forestales en Australia
Crédito:Gestión de Incendios Forestales Victoria
En los cuatro años transcurridos desde los incendios forestales del Verano Negro, Australia se ha centrado más en cuál es la mejor manera de prepararse, luchar y recuperarse de estos eventos traumáticos. Pero hay un tema que ha pasado desapercibido:cómo se miden y reportan las emisiones producidas por los incendios forestales.
Los incendios representaron el 4,8% del total de las emisiones mundiales en 2021 y produjeron alrededor de 1.760 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO₂). Esto supera las emisiones de casi todos los países, excepto los mayores emisores:China, Estados Unidos, India y Rusia.
Es crucial realizar un seguimiento preciso de las emisiones de gases de efecto invernadero que producen los incendios forestales. Sin embargo, la modelización y la presentación de informes sobre las emisiones de los incendios forestales es un área compleja y poco comprendida de la ciencia y la política climática.
La Universidad de Tasmania reunió recientemente a destacados científicos y formuladores de políticas para discutir la medición y notificación de las emisiones de incendios forestales en Australia. El informe resultante, recién publicado, muestra dónde debe mejorar Australia mientras enfrentamos un futuro apasionante.
Obtener una lectura sobre las emisiones de los incendios forestales
Para finales de este siglo, se espera que el número de incendios extremos en todo el mundo aumente hasta un 50 % al año como resultado directo del cambio climático causado por el hombre.
Las emisiones de los incendios forestales alimentan el calentamiento global, lo que a su vez hace que los incendios forestales sean aún más destructivos. Estimar estas emisiones es una tarea técnica y complicada, pero es vital para comprender la huella de carbono de Australia.
Australia informa sobre las emisiones de los incendios forestales de acuerdo con las reglas definidas por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y como parte de nuestras responsabilidades en virtud del Acuerdo de París.
Los países estiman las emisiones de los incendios forestales de diferentes maneras. Algunos se basan en datos predeterminados proporcionados por la CMNUCC. Por el contrario, el modelo de Australia combina la superficie de tierra quemada con datos locales muy específicos sobre los tipos de combustible quemados (como hojas, cortezas y madera muerta) y la cantidad de diferentes tipos de gases que emiten estos combustibles. Esto lo convierte en uno de los enfoques más sofisticados del mundo.
Se necesita más transparencia
El modelo australiano puede ser sofisticado, pero también confuso, incluso para quienes siguen de cerca la política climática. Una razón es la forma compleja en que diferenciamos entre incendios "naturales" (aquellos que escapan al control humano) e incendios "antropógenos" o provocados por el hombre, como las quemas controladas para reducir combustible.
Las emisiones de los incendios naturales se informan a la CMNUCC, pero inicialmente no cuentan para los cálculos de emisiones netas de Australia. Esto es consistente con la orientación del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático.