Según la teoría de la tectónica de placas, los continentes no están rígidamente fijados a la superficie de la Tierra. Estas enormes masas de tierra, a las que se hace referencia como placas, cambian gradualmente de posición una respecto de la otra a medida que se deslizan sobre el material subyacente. En consecuencia, el mapa de la superficie de la Tierra cambia constantemente a lo largo de escalas de tiempo geológicas. Algunas de las pruebas más persuasivas para esta teoría provienen de la distribución de fósiles.
The Fossil Record
Los fósiles son las huellas conservadas de animales o plantas que se encuentran dentro de la roca. Son útiles para fechar material geológico, porque indican qué especies estaban vivas en el momento en que se formó la roca. La distribución geográfica de los fósiles también es útil para comprender cómo las diferentes especies se diseminan y evolucionan a lo largo del tiempo. Sin embargo, hay algunas anomalías en esta distribución que los primeros geólogos tuvieron dificultades para explicar.
Diferentes continentes, los mismos fósiles
El problema básico es que las mismas especies fósiles a veces se pueden encontrar en zonas geográficas muy separadas ubicaciones. Un ejemplo es un reptil extinto llamado Mesosaurus, que floreció hace 275 millones de años. Este fósil se encuentra en dos áreas localizadas, en el sur de África y cerca del extremo sur de América del Sur. Hoy, estas áreas están separadas por casi 5,000 millas de Océano Atlántico. Aunque Mesosaurus era una criatura que vivía en el mar, habitaba aguas costeras poco profundas y era poco probable que hubiera cruzado una extensión de océano tan grande.
Teoría de Wegener
A principios del siglo XX, un geólogo alemán llamado Alfred Wegener propuso su teoría de la deriva continental, que fue un precursor de la teoría moderna de la tectónica de placas. Basado en la similitud de los fósiles en África y América del Sur, propuso que estos dos continentes alguna vez se unieron y que el Océano Atlántico se abrió entre ellos después de que se formaron los fósiles. Esta teoría también explicaba el aparente "ajuste de rompecabezas" de los dos continentes, que se había observado desde que se mapearon por primera vez.
Más pruebas fósiles
Además de vincular África con Sudamérica , la distribución de los fósiles sugiere que otros continentes estuvieron una vez contiguos. Por ejemplo, la planta parecida a un helecho Glossopteris, que floreció hace casi 300 millones de años, se encuentra en la Antártida, Australia e India, así como en África y América del Sur. Esto indica que Glossopteris vivió en un momento en que todos estos continentes se unieron en un único supercontinente, que los geólogos llaman Pangea.