Salud infantil: Los niños que crecen en familias que reciben asistencia en efectivo tienen más probabilidades de estar sanos y tener acceso a la atención médica. Tienen menos probabilidades de ser hospitalizados o de sufrir enfermedades crónicas, como asma y obesidad.
Desarrollo infantil: Los niños que crecen en familias que reciben asistencia en efectivo tienen más probabilidades de alcanzar hitos de desarrollo y estar preparados para la escuela. Tienen más probabilidades de obtener puntuaciones más altas en las pruebas cognitivas y de tener mejores habilidades sociales y lingüísticas.
Nivel educativo: Los niños que crecen en familias que reciben asistencia en efectivo tienen más probabilidades de graduarse de la escuela secundaria y asistir a la universidad. También tienen más probabilidades de obtener ingresos más altos cuando sean adultos.
Movilidad económica: Los niños que crecen en familias que reciben asistencia en efectivo tienen más probabilidades de lograr movilidad económica y salir de la pobreza. Tienen más probabilidades de obtener ingresos más altos cuando sean adultos y de ser propietarios de sus propias casas.
Además de estos beneficios directos para los niños, brindar asistencia en efectivo a las familias también puede tener un impacto positivo en la comunidad en su conjunto. Por ejemplo, las familias que reciben asistencia en efectivo tienen más probabilidades de gastar dinero en alimentos, vivienda y otras necesidades, lo que puede estimular la economía local. También es más probable que se involucren en sus comunidades y participen en actividades cívicas.
En general, la evidencia sugiere que brindar asistencia en efectivo a familias de bajos ingresos puede tener un impacto significativo y positivo en las vidas de los niños y las familias. Puede ayudar a mejorar la salud, el desarrollo y el nivel educativo de los niños, y puede conducir a una mayor movilidad económica y bienestar comunitario.