Uno de los principales riesgos asociados con el hidrofracking es la posibilidad de derrames o fugas de fluidos de fracturación, que pueden contaminar los suministros de agua superficial. Estos fluidos contienen una variedad de sustancias químicas, algunas de las cuales pueden ser tóxicas, como benceno, tolueno, etilbenceno y xileno. Si estos químicos ingresan a las aguas superficiales, pueden representar un riesgo para la salud de los humanos y la vida silvestre.
Otro riesgo asociado con el hidrofracking es la posibilidad de que las aguas residuales se escapen del sitio del pozo. Estas aguas residuales, que contienen una variedad de contaminantes, también pueden contaminar los suministros de agua superficial. Además, las aguas residuales también pueden contaminar los suministros de agua subterránea, dependiendo de la geología local.
Para gestionar estos riesgos, es importante contar con regulaciones estrictas para garantizar que el hidrofracking se realice de manera segura. Esto incluye exigir a las empresas que utilicen equipos y procedimientos adecuados para prevenir derrames y fugas, así como exigirles que eliminen adecuadamente las aguas residuales. Al tomar estas precauciones, podemos ayudar a reducir los riesgos para las aguas superficiales asociados con el hidrofracking.
Algunos expertos han sugerido que no se debería permitir el hidrofracking dentro de una cierta distancia de las masas de agua superficiales para minimizar el riesgo de contaminación. Sin embargo, no existe consenso sobre lo que constituye una distancia segura, y esto puede variar dependiendo de las condiciones específicas de cada sitio.