A medida que la lava fluyó hacia el océano, se enfrió y endureció rápidamente, formando nueva tierra y ampliando la costa de la isla. La interacción entre los dos elementos también produjo nubes de ácido clorhídrico y otros gases, creando una atmósfera nebulosa y un olor acre en el área circundante.
Ser testigo de cómo la lava se encuentra con el mar es una vista poco común e impresionante que atrae a visitantes de todo el mundo. Sirve como un poderoso recordatorio de los orígenes volcánicos de Hawái y la continua transformación del paisaje de la isla.