Desafíos:
* Extremadamente de corta duración: Los rayos son increíblemente breves y duran solo milisegundos. Capturar la energía dentro de ese plazo es increíblemente difícil.
* Alto voltaje, baja duración: Los rayos son un voltaje extremadamente alto (millones de voltios), pero la corriente es de solo unos pocos miles de amperios. La cantidad de energía transferida en un rayo es sorprendentemente baja.
* imprevisibilidad: Los rayos son aleatorios e impredecibles, lo que hace que sea difícil establecer un sistema para capturar la energía de manera consistente.
* Seguridad: Trabajar con electricidad de alto voltaje es increíblemente peligroso. Cualquier sistema para capturar rayos necesitaría ser extremadamente seguro para operar.
Soluciones actuales:
* Rayos: Estos están diseñados para atraer rayos y realizar de forma segura la electricidad al suelo. Esto previene el daño pero no almacena la energía.
* Generadores activados por un rayo: Algunos prototipos experimentales tienen como objetivo usar el pulso electromagnético de un rayo para inducir la corriente en una bobina, generando electricidad. Sin embargo, estos son una etapa muy temprana y no comercialmente viables.
Posibles soluciones futuras:
* Almacenamiento de energía de alta velocidad: Los avances en tecnologías de almacenamiento de energía ultra rápida (como condensadores o supercondensadores) podrían capturar la energía de un rayo lo suficientemente rápido.
* Cosecha de energía atmosférica: Los investigadores están explorando formas de cosechar energía de la electricidad estática presente en la atmósfera. Esto podría implicar el uso de versiones más grandes y más sofisticadas de pararrayos o desarrollar tecnologías completamente nuevas.
Conclusión:
Si bien atrapar y almacenar la energía del rayo es increíblemente desafiante, no es del todo imposible. A medida que avanza la tecnología, particularmente en el almacenamiento de energía y la recolección de energía atmosférica, la idea de capturar un rayo podría volverse más factible en el futuro. Sin embargo, por ahora, sigue siendo más una curiosidad científica que una fuente de energía práctica.