Así es como se aplica a la alimentación y la ingesta calórica:
* alimentos como energía: El alimento que comemos contiene energía química almacenada en los enlaces de sus moléculas, principalmente carbohidratos, grasas y proteínas. Esta energía se mide en calorías.
* Digestión y absorción: Cuando comemos, nuestros cuerpos descomponen la comida en moléculas más pequeñas a través de la digestión. Estas moléculas se absorben en el torrente sanguíneo y se transportan a nuestras células.
* Producción de energía celular: Nuestras células usan estas moléculas absorbidas para producir una forma de energía llamada adenosina trifosfato (ATP), que alimenta todas nuestras funciones corporales.
* Gasto de energía: Gastamos energía durante todo el día en varias actividades, incluidas:
* Tasa metabólica basal (BMR): La energía necesaria para mantener funciones de vida básicas como respiración, circulación y actividad cerebral.
* Actividad física: Ejercicio, trabajo y movimiento diario.
* Efecto térmico de los alimentos (TEF): La energía requerida para digerir y procesar alimentos.
* Balance de energía: La ley de conservación de la energía dicta que la energía que consumimos de los alimentos (calorías en) debe usarse para el gasto de energía (calorías fuera) o almacenada como grasa para su uso posterior.
* Manejo de peso: Si consumimos más calorías de las que gastamos, el exceso de energía se almacena como grasa, lo que lleva a un aumento de peso. Por el contrario, si gastamos más calorías de las que consumimos, perdemos peso.
En esencia, la ley de conservación de la energía explica cómo nuestros cuerpos usan la energía de los alimentos para alimentar nuestras actividades y mantener nuestras funciones corporales. Al comprender este principio, podemos tomar decisiones informadas sobre nuestra dieta y hábitos de ejercicio para lograr nuestros objetivos de peso y salud.