1. Todos son capaces de trabajar: Esta es la definición central de energía. Es la capacidad de ejercer una fuerza y causar movimiento o cambio. Ya sea la energía cinética de un objeto en movimiento o la energía potencial almacenada en una batería, ambos pueden realizar el trabajo.
2. Todos son intercambiables: Esta es la base de la ley de conservación de la energía. La energía no se puede crear o destruir, solo transformada de una forma a otra. Por ejemplo, una presa hidroeléctrica convierte la energía potencial (agua a una altura) en energía cinética (agua que fluye) que luego se transforma en energía eléctrica a través de un generador.
3. Todos tienen las mismas unidades: La energía se mide en unidades como Jules (J) o calorías (CAL). Independientemente de la forma, el contenido de energía se expresa utilizando las mismas unidades.
4. Todos representan una capacidad de cambio: La energía se asocia con el cambio. Ya sea el cambio en la posición de un objeto en movimiento o el cambio de temperatura de un objeto calentado, la energía es el conductor subyacente.
Aquí hay una analogía simple: Imagina la energía como una moneda. Diferentes formas de energía son como diferentes denominaciones de esa moneda (dólares, euros, yenes, etc.). Puede intercambiarlos libremente, y todos tienen el mismo valor en su núcleo, pero pueden usarse en diferentes contextos.
En resumen, mientras se manifiestan de manera diferente, todas las formas de energía comparten las cualidades fundamentales de hacer trabajo, ser intercambiables, tener las mismas unidades y representar una capacidad de cambio.