* Combustibles fósiles: Esto incluye carbón, petróleo y gas natural, que son las principales fuentes de energía para la generación de electricidad, el transporte y los procesos industriales. Cuando se queman estos combustibles, liberan dióxido de carbono (CO2), un gran gas de efecto invernadero.
* biomasa: Esto se refiere a materia orgánica como la madera y los cultivos que se pueden quemar por energía. Mientras que la biomasa quemada libera CO2, se considera neutral en carbono si las plantas se replantan y absorben una cantidad equivalente de CO2 a medida que crecen. Sin embargo, la deforestación y las prácticas insostenibles pueden contribuir a las emisiones netas de gases de efecto invernadero.
Si bien algunas fuentes de energía renovable como la energía solar y el viento no producen directamente gases de efecto invernadero, su producción e infraestructura pueden contribuir indirectamente a las emisiones. Por ejemplo, la fabricación de paneles solares y turbinas eólicas requiere energía, que a menudo se genera a partir de combustibles fósiles.
Por lo tanto, la combustión de combustibles fósiles es la principal fuente de emisiones de gases de efecto invernadero.