1. Combustible y oxígeno: La quema requiere una fuente de combustible (como madera, papel o gas) y oxígeno.
2. Ignition: El proceso de quema comienza cuando el combustible se calienta a su temperatura de encendido. Esto puede suceder a través de una chispa, llama o calor.
3. Reacción química: Cuando el combustible alcanza su temperatura de encendido, reacciona con oxígeno en una reacción química rápida. Esta reacción libera energía en forma de calor y luz, que percibimos como fuego.
4. Reacción en cadena: El calor producido por la reacción inicial calienta aún más el combustible y el aire circundante, lo que hace que más oxígeno reaccione con el combustible. Esto crea una reacción en cadena que sostiene el fuego.
En esencia, el oxígeno actúa como un oxidante, lo que significa que se combina con el combustible durante la combustión. Este proceso libera energía y crea las llamas familiares que asociamos con la quema.
Aquí hay una analogía: Imagina que tienes un montón de madera y un partido. La madera es el combustible, y el partido proporciona el encendido inicial. El oxígeno en el aire reacciona con la madera, liberando calor y luz (la llama). Mientras haya suficiente oxígeno, la reacción continúa, manteniendo el fuego ardiendo.
Nota importante: Si bien el oxígeno admite la quema, es importante recordar que no todos los incendios requieren una gran cantidad de oxígeno. Algunos materiales, como ciertos tipos de combustibles, pueden quemarse con disponibilidad limitada de oxígeno. Sin embargo, el oxígeno es siempre un componente crucial en el proceso de combustión.