* ciclos frecuentes de congelación: Este es posiblemente el factor más significativo. Cuando el agua se filtra en grietas en rocas, se congela y se expande, ejerciendo presión sobre la roca. La congelación y descongelación repetidas pueden hacer que la roca se separe. Esto es particularmente frecuente en áreas con inviernos fríos y veranos cálidos.
* Alta precipitación: Si bien no es tan impactante como los ciclos de congelación-descongelación, la alta precipitación puede causar la erosión y la descomposición de las rocas por medios físicos. Esto es especialmente cierto si la precipitación es ácida, también ayuda en la meteorización química.
* Vientos fuertes: Los vientos pueden transportar partículas abrasivas como la arena, que pueden erosionar y desgastar rocas con el tiempo. Esto es particularmente notable en desiertos y áreas costeras.
* Fluctuaciones de temperatura significativas: Los cambios rápidos en la temperatura pueden hacer que las rocas se expandan y se contraen, lo que lleva al estrés y la eventual fractura. Esto es común en entornos con días muy calurosos y noches muy frías.
Ejemplos:
* regiones alpinas: La combinación de ciclos de congelación frecuentes y vientos fuertes conduce a una rápida meteorización mecánica en regiones montañosas.
* Áreas costeras: El golpe constante de olas y la naturaleza abrasiva de la arena en las playas causan una rápida erosión de las rocas.
* Deserts: Aunque aparentemente secos, los desiertos experimentan fluctuaciones de temperatura extremas, lo que lleva a una meteorización mecánica significativa.
En contraste, los climas con temperaturas consistentes y bajas tasas de precipitación experimentarían tasas más lentas de meteorización mecánica.