El núcleo del Sol es extremadamente caliente y denso, lo que proporciona las condiciones necesarias para que se produzca la fusión nuclear. Se estima que la temperatura en el núcleo del Sol es de unos 15 millones de grados Celsius, mientras que la presión es aproximadamente 250 mil millones de veces mayor que la de la atmósfera terrestre. Estas condiciones extremas permiten que los átomos de hidrógeno superen su repulsión mutua y se fusionen.
La energía liberada por la fusión nuclear en el núcleo del Sol viaja hacia afuera a través de las capas del Sol. Luego, esta energía se irradia al espacio en forma de luz solar, que consta de un amplio espectro de radiación electromagnética, que incluye luz visible, luz ultravioleta y radiación infrarroja.
En resumen, el calor y la energía luminosa del Sol son el resultado directo de la fusión nuclear que ocurre en su núcleo. Este proceso ha estado en marcha durante miles de millones de años y es lo que hace posible la vida en la Tierra.