Contaminación del aire: La quema de combustibles fósiles libera contaminantes nocivos a la atmósfera, incluidos dióxido de carbono (CO2), dióxido de azufre (SO2) y óxidos de nitrógeno (NOx). Estos contaminantes contribuyen al smog, la lluvia ácida y el cambio climático.
Contaminación del agua: La extracción y el procesamiento de combustibles fósiles pueden contaminar las fuentes de agua con metales pesados y otras sustancias químicas tóxicas. Esto puede tener un impacto devastador en los ecosistemas acuáticos y también puede representar un riesgo para la salud de los seres humanos que dependen de estas fuentes de agua para beber, bañarse y pescar.