Por ejemplo, cuando sentimos el calor del sol, es porque nuestra piel está absorbiendo la energía radiante del sol. Esto hace que las moléculas de nuestra piel se muevan y vibren más, aumentando la temperatura de nuestra piel y haciéndonos sentir cálidos.
Otro ejemplo de energía radiante que produce calor es cuando utilizamos un horno microondas. Las microondas generadas por el horno son una forma de energía radiante e interactúan con las moléculas de los alimentos en el horno, haciendo que se muevan y vibren más. Este mayor movimiento molecular aumenta la temperatura de los alimentos y los cocina.