La energía térmica también puede hacer que la materia cambie de fase. Por ejemplo, cuando el agua se calienta a 100 grados Celsius (212 grados Fahrenheit), hierve y cambia de líquido a gas. Esto se debe a que las moléculas de agua se mueven tan rápido que se separan unas de otras y forman un gas.
La energía térmica también puede provocar reacciones químicas. Por ejemplo, cuando se quema madera, la energía térmica del fuego hace que la madera se descomponga en moléculas más pequeñas y libere energía en forma de calor y luz.