Cuando aumenta la energía térmica de un objeto, los átomos dentro de ese objeto comienzan a moverse más rápido y chocan entre sí con mayor frecuencia. Esto hace que la temperatura del objeto aumente. A medida que la temperatura continúa aumentando, los átomos pueden comenzar a vibrar más vigorosamente e incluso liberarse de los enlaces que los mantienen unidos. Esto puede provocar cambios en las propiedades físicas y químicas del objeto, como derretirlo o vaporizarlo.