Cuando una turbina eólica se detiene, deja de convertir la energía cinética del viento en energía eléctrica, por lo que sí, detiene la producción de electricidad. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el flujo de electricidad de otras fuentes no se ve directamente afectado por la parada de una sola turbina eólica. La red que gestiona la distribución de electricidad puede adaptarse a estas fluctuaciones extrayendo energía de otras fuentes o almacenando el exceso de energía cuando hay sobreproducción. Las turbinas eólicas funcionan como parte de un sistema interconectado más grande y la red garantiza un suministro continuo y estable de electricidad independientemente del estado de cada turbina.