Los combustibles fósiles que impulsan los motores de los trenes se queman, convirtiendo su energía química en calor y presión.
Energía térmica:
La combustión produce un calor intenso, que expande los gases e impulsa los pistones o turbinas del tren, generando energía mecánica.
Energía mecánica:
El movimiento alternativo o giratorio de pistones o turbinas crea energía mecánica. En las locomotoras de vapor, la expansión del vapor de agua o aire a presión cumple la misma función.
Energía cinética:
Luego, la energía mecánica se utiliza para hacer girar las ruedas del tren, traduciendo la energía mecánica en energía cinética. A medida que las ruedas giran, el tren avanza, ganando velocidad y manteniendo su movimiento.
Energía sonora y luminosa:
Además, el movimiento del tren genera energía sonora a través de la expulsión de los gases de escape y la fricción entre ruedas y vías, y energía luminosa procedente de los faros y la iluminación interna.