Las propiedades magnéticas de una sustancia están determinadas por el comportamiento de sus electrones. En los materiales ferromagnéticos, los espines de los electrones se alinean en la misma dirección, creando un momento magnético neto. Esta alineación confiere a los materiales ferromagnéticos su fuerte atracción magnética.
La madera se compone principalmente de celulosa, hemicelulosa y lignina. Estos compuestos no contienen cantidades significativas de elementos ferromagnéticos ni tienen sus electrones dispuestos de una manera que produzca un momento magnético neto. Como resultado, la madera no presenta propiedades magnéticas.
Vale la pena señalar que algunos objetos hechos de madera pueden parecer ligeramente magnéticos si contienen componentes metálicos, como clavos, tornillos o soportes metálicos. Estos componentes metálicos pueden inducir un campo magnético débil en su proximidad, lo que hace que el objeto de madera sea atraído por los imanes. Sin embargo, el magnetismo no es inherente a la propia madera sino que se debe a la presencia de estos elementos metálicos.