Terreno:
1. Color más oscuro: Las superficies terrestres tienden a ser más oscuras que las masas de agua. Los colores más oscuros absorben más luz solar y la convierten en calor, aumentando la temperatura de la tierra.
2. Menor capacidad calorífica específica: En comparación con el agua, la tierra tiene una capacidad calorífica específica menor. Esto significa que la tierra requiere menos energía para elevar su temperatura. Como resultado, la superficie terrestre se calienta más rápidamente cuando se expone a la luz solar.
3. Conductividad térmica: La tierra es generalmente mejor conductora del calor que el agua. Esto significa que el calor absorbido por la superficie terrestre puede transferirse a zonas más profundas del suelo, contribuyendo al calentamiento general de la masa terrestre.
Agua:
1. Mayor capacidad calorífica específica: El agua tiene una capacidad calorífica específica mucho mayor en comparación con la tierra. Esto significa que se requiere más energía para elevar la temperatura del agua, lo que hace que su calentamiento sea más lento.
2. Superficie transparente: El agua es transparente a una gran parte de la luz solar, lo que permite que la mayor parte penetre debajo de la superficie. Esto significa que la energía del sol se absorbe y distribuye por toda la columna de agua en lugar de concentrarse en la superficie.
3. Color y reflectividad de la superficie: Las masas de agua suelen aparecer de color azul debido a la absorción selectiva de diferentes longitudes de onda de luz. La luz azul no se absorbe tan eficientemente como otros colores, por lo que se refleja y le da al agua su color característico. Además, las superficies del agua pueden exhibir cierto grado de reflectividad, haciendo que la luz del sol rebote de regreso a la atmósfera.
Estos factores influyen colectivamente en cómo la tierra y el agua absorben y retienen el calor del sol. Como resultado, las superficies terrestres generalmente experimentan mayores fluctuaciones de temperatura durante el día, volviéndose más calientes durante el día y más frías por la noche, mientras que los cuerpos de agua exhiben temperaturas más estables.