No se requiere electricidad para que la luz funcione. La luz natural del sol ha estado iluminando la Tierra durante miles de millones de años sin electricidad. Sin embargo, la electricidad es útil para producir luz artificial, ya que nos permite controlar la intensidad y la duración de la luz y utilizarla en diversas aplicaciones, como el alumbrado público, la iluminación del hogar y los faros de los automóviles.