La pérdida de un electrón de la capa energética exterior de un átomo de sodio da como resultado un cambio en la configuración electrónica del átomo. El átomo de sodio tiene un número atómico de 11, lo que significa que tiene 11 protones y 11 electrones. En su estado neutro, el átomo de sodio tiene dos electrones en su capa de energía más externa, conocida como capa de valencia. Cuando el átomo de sodio pierde uno de sus electrones de valencia, se convierte en un ion sodio con 10 electrones y 11 protones. El ion sodio tiene carga positiva porque tiene más protones que electrones.
La formación de iones de sodio es importante en muchos procesos químicos. Por ejemplo, los iones de sodio son esenciales para la transmisión de los impulsos nerviosos y la regulación del equilibrio de líquidos en el cuerpo humano. Los iones de sodio también se utilizan en la producción de jabón, vidrio y muchos otros productos.