• Cambio hacia la agricultura basada en pastos: Hacer hincapié en el pastoreo del ganado (como el ganado vacuno y ovino) en pastizales en lugar de alimentarlo con cereales. Esto permite que los animales utilicen la vegetación natural, lo que reduce la necesidad de cultivar cereales y las emisiones asociadas, al tiempo que beneficia el bienestar animal.
Fermentación y Producción de Alimentos:
• Fermentación láctica: Utilice procesos de fermentación naturales, como la fermentación láctica (similar a la que se usa en el yogur y el chucrut), para conservar y mejorar los productos alimenticios en lugar de utilizar aditivos químicos o refrigeración excesiva. Esto puede aumentar la vida útil de los productos y al mismo tiempo reducir los conservantes.
• Tempeh y Micoproteína: Promover el cultivo y consumo de alimentos como el tempeh (un producto de soja fermentado) y las micoproteínas (elaboradas a partir de hongos), que ofrecen alternativas proteicas de alta calidad de origen vegetal a las proteínas animales tradicionalmente con mayores emisiones.
Cultivo de Microalgas:
• Explorar el cultivo a gran escala de microalgas, como la espirulina y la chlorella, como fuentes de proteínas, vitaminas y minerales. Las algas se pueden cultivar de manera eficiente utilizando luz solar, agua y dióxido de carbono, con requisitos mínimos de tierra y recursos.
Alimentos a base de insectos:
• Fomentar el cultivo de insectos y el consumo de insectos comestibles como grillos y gusanos de la harina. Son muy eficientes a la hora de convertir los piensos en proteínas y pueden contribuir a los sistemas alimentarios circulares.
• Digestión anaeróbica: Aprovechar el proceso de digestión anaeróbica, donde los microorganismos convierten la materia orgánica (incluidos los desechos agrícolas) en biogás, una fuente de energía renovable, y al mismo tiempo reducen las emisiones de gases de efecto invernadero.
Apoyo e incentivos en materia de políticas:
• Apoyo financiero: Proporcionar incentivos financieros para que los agricultores adopten prácticas sostenibles, incluido el uso reducido de fertilizantes y pesticidas, técnicas de secuestro de carbono y la transición a cultivos y sistemas ganaderos más diversos.
• Planificación del uso del suelo: Priorizar una planificación del uso del suelo que incentive la transición hacia una agricultura sostenible, equilibrando la producción de alimentos con la conservación del medio ambiente. Crear zonas designadas para agricultura de bajo impacto y reservas naturales para proteger la biodiversidad y la calidad del agua.
Investigación y Desarrollo Tecnológico:
• Avance de la tecnología de fermentación: Invertir en investigación y desarrollo para mejorar las técnicas de fermentación y explorar aplicaciones novedosas en la producción de alimentos, como bebidas probióticas y proteínas vegetales fermentadas.
• Investigación genética: Apoyar la investigación genética para desarrollar variedades de cultivos que sean más resistentes a las plagas, reduzcan la necesidad de pesticidas y resistan las condiciones climáticas cambiantes.
Iniciativas educativas:
• Educación agrícola: Ofrecer programas de capacitación y recursos para que los agricultores realicen la transición a prácticas sostenibles, promoviendo la salud del suelo, la conservación del agua y el manejo eficiente del estiércol.
Conciencia del consumidor:
• Campañas de marketing: Lanzar campañas públicas para crear conciencia sobre los beneficios ambientales del consumo de alimentos de origen local y producidos de manera sostenible, alentando a los consumidores a tomar decisiones informadas.
Colaboraciones entre industrias:
• Asociaciones entre alimentos y energía: Fomentar la colaboración entre los sectores agrícola y energético para desarrollar sistemas integrados, donde se pueda generar energía a partir de subproductos y residuos agrícolas. Esto mejora la eficiencia de los recursos y reduce las emisiones de gases de efecto invernadero.
Liderazgo global:
• Acuerdos sobre el clima: Participar activamente en acuerdos y foros climáticos internacionales, compartiendo con el mundo las mejores prácticas y lecciones aprendidas del viaje de Nueva Zelanda hacia sistemas alimentarios sostenibles.
Al adoptar estas estrategias y fomentar la innovación en los sectores de agricultura, fermentación y producción de alimentos, Nueva Zelanda puede reducir sus emisiones agrícolas, mitigar el cambio climático y crear un sistema alimentario más resiliente y sostenible que beneficie tanto al medio ambiente como a sus ciudadanos.