Algunas personas tienen más probabilidades que otras de experimentar pérdida y debilidad muscular relacionadas con la edad, y esto puede deberse a sus genes. Por ejemplo, un estudio publicado en la revista "The Journals of Gerontology:Series A" encontró que las personas con ciertas variantes genéticas tenían más probabilidades de experimentar una disminución en la masa muscular y la fuerza a medida que envejecían.
Otro estudio, publicado en la revista "PLoS Genetics", encontró que las personas con determinadas variantes genéticas tenían más probabilidades de ser frágiles en la vejez. La fragilidad es una condición caracterizada por debilidad, fatiga y pérdida de peso, y es un importante factor de riesgo de caídas, discapacidad y muerte.
Los investigadores de este estudio descubrieron que las personas con determinadas variantes genéticas tenían un mayor riesgo de fragilidad, incluso después de tener en cuenta otros factores como la edad, el sexo y la actividad física. Esto sugiere que la genética puede desempeñar un papel importante en el desarrollo de la fragilidad en la vejez.
Si bien la genética puede influir en la forma en que los adultos mayores responden al ejercicio, es importante señalar que el ejercicio sigue siendo beneficioso para todos, independientemente de su composición genética. El ejercicio puede ayudar a mantener la masa y la fuerza muscular, mejorar el equilibrio y la coordinación y reducir el riesgo de caídas y otras lesiones. También puede mejorar el estado de ánimo y el sueño, y reducir el riesgo de enfermedades crónicas como enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares y cáncer.
Si es un adulto mayor, hable con su médico sobre las mejores formas de mantenerse activo y saludable. Su médico puede ayudarle a desarrollar un plan de ejercicios que sea seguro y eficaz para usted.