El ozono es un gas altamente reactivo que puede dañar los pulmones, los ojos y otros tejidos. Se forma cuando contaminantes como los óxidos de nitrógeno (NOx) y los compuestos orgánicos volátiles (COV) reaccionan en presencia de la luz solar.
Los incendios forestales emiten grandes cantidades de NOx y COV, lo que puede provocar contaminación por ozono. Además, los incendios forestales también pueden crear partículas que pueden atrapar el ozono, impidiendo que se disperse.
Los investigadores utilizaron datos de satélites, monitores terrestres de la calidad del aire y estaciones meteorológicas para rastrear el movimiento del humo de los incendios forestales y los niveles de ozono en el oeste de los Estados Unidos durante la temporada de incendios forestales de 2018. El equipo observó que el humo de los incendios forestales contribuía a niveles elevados de ozono, particularmente en áreas cercanas a los incendios.
Descubrieron que los niveles de ozono suelen ser más altos durante la tarde y la noche, cuando los vientos suelen ser más tranquilos y el humo de los incendios forestales se acumula en el aire. Los niveles de ozono también aumentaron en áreas con terreno complejo, donde el humo puede quedar atrapado en valles y cuencas.
El estudio tiene implicaciones importantes para la salud pública. La contaminación por ozono puede contribuir a una variedad de problemas de salud, incluidos asma, bronquitis y enfermedades cardíacas. También puede exacerbar enfermedades crónicas como el enfisema y la fibrosis quística.
Las poblaciones en riesgo, como los niños pequeños, los ancianos y las personas con problemas respiratorios, son especialmente vulnerables a la contaminación por ozono. Estas poblaciones deben tomar precauciones para reducir su exposición en los días en que los niveles de ozono sean elevados. Por ejemplo, deberían limitar las actividades al aire libre, mantener las ventanas cerradas y utilizar filtros de aire para reducir los niveles de ozono en interiores.
Los científicos enfatizan la necesidad de un mejor monitoreo de la calidad del aire para ayudar a abordar los riesgos asociados con el humo de los incendios forestales. Un mayor seguimiento también permitirá a los investigadores comprender mejor los procesos químicos que conducen a la formación de ozono, lo que puede ayudar a desarrollar estrategias más efectivas para reducir la contaminación por ozono.