Desvío de vertederos: Cuando los desechos de alimentos se envían a los vertederos, se descomponen anaeróbicamente, produciendo metano (CH4) en el proceso. El metano es un potente gas de efecto invernadero con un potencial de calentamiento global aproximadamente 25 veces mayor que el dióxido de carbono (CO2). Al desviar los desechos de alimentos de los vertederos y dirigirlos a la producción de alimentos para animales, esta producción de metano y las emisiones posteriores se pueden reducir considerablemente.
Fuente de alimentación animal: La reutilización de los desechos de alimentos para la alimentación animal reduce la necesidad de ingredientes alimentarios tradicionales, como el maíz y la soja, que pueden requerir importantes insumos de tierra, agua y fertilizantes para su producción. La sustitución de los desperdicios de alimentos en las dietas animales conduce a un ahorro de recursos, menores emisiones por cambio de uso de la tierra y una reducción de la huella de carbono asociada.
Economía Circular: La reutilización de los desechos de alimentos para la alimentación animal promueve los principios de la economía circular al maximizar la eficiencia de los recursos y minimizar el desperdicio. Proporciona una nueva fuente de alimento nutritivo de bajo costo y simultáneamente contribuye a reducir las emisiones de metano y el impacto ambiental.
Ejemplo (Industria avícola):
En la industria avícola, donde el maíz y la harina de soja son los principales componentes de los piensos, la incorporación de un porcentaje de residuos de alimentos reutilizados puede sustituir estos ingredientes primarios sin comprometer la calidad de los nutrientes. En un estudio de evaluación del ciclo de vida, se descubrió que reemplazar el 5% del alimento con desperdicios de alimentos reducía la huella de carbono de producir un kilogramo de pollo en aproximadamente un 7-10%. De manera similar, la industria porcina también puede incorporar diversos flujos de desperdicios de alimentos en las dietas sin efectos adversos en el rendimiento de los cerdos.
Además de las reducciones de gases de efecto invernadero, la reutilización de los desechos de alimentos para la alimentación animal también aborda los impactos sociales y económicos relacionados con los desechos de alimentos, promoviendo la gestión sostenible de los recursos y apoyando los objetivos de la economía circular. Esta práctica contribuye a un cambio más amplio hacia una agricultura y un sistema alimentario más eficientes en el uso de recursos y con bajas emisiones de carbono.