Si bien consumir suficientes calorías puede ayudarnos a evitar sentir hambre o fatiga, no es garantía de buena salud. Centrarse únicamente en la ingesta de calorías sin considerar la calidad de los alimentos que comemos puede provocar deficiencias de nutrientes y diversos problemas de salud. Por ejemplo:
- Carencias de vitaminas y minerales: La falta de vitaminas y minerales esenciales puede provocar una serie de problemas de salud, como anemia, osteoporosis, escorbuto, ceguera nocturna y deterioro de la función inmunológica.
- Aumento de peso no saludable: Consumir un exceso de calorías sin un equilibrio adecuado de nutrientes puede contribuir a un aumento de peso no saludable, especialmente cuando estas calorías provienen de alimentos pobres en nutrientes y ricos en azúcares añadidos y grasas no saludables.
- Enfermedades crónicas: Una dieta carente de nutrientes clave puede aumentar el riesgo de enfermedades crónicas como enfermedades cardiovasculares, diabetes, algunos tipos de cáncer y deterioro cognitivo.
- Función cognitiva deteriorada: Ciertos nutrientes, como los ácidos grasos omega-3, el hierro y las vitaminas B, son importantes para el desarrollo y el funcionamiento del cerebro. Una deficiencia de estos nutrientes puede afectar negativamente el rendimiento cognitivo y la salud cerebral en general.
- Bajos niveles de energía: Si bien se necesitan calorías adecuadas para obtener energía, las deficiencias de ciertos nutrientes, como el hierro o las vitaminas B, pueden provocar fatiga y niveles bajos de energía.
- Problemas de piel, cabello y uñas: La falta de nutrientes como la vitamina A, la biotina y el zinc puede afectar la salud y la apariencia de la piel, el cabello y las uñas.
- Sistema inmunológico debilitado: Una dieta bien equilibrada y rica en nutrientes como vitamina C, vitamina D y zinc es esencial para que un sistema inmunológico robusto pueda combatir infecciones y enfermedades.
Por lo tanto, es fundamental centrarse en consumir una dieta rica en nutrientes que proporcione suficientes calorías junto con una variedad de vitaminas, minerales y otros nutrientes esenciales. Esto puede implicar elegir alimentos saludables, que incluyan muchas frutas, verduras, cereales integrales, proteínas magras y grasas saludables, al tiempo que se limita la ingesta de alimentos procesados y azucarados. En casos de deficiencias de nutrientes, se pueden recomendar suplementos bajo la supervisión de un profesional de la salud.