El hambre oculta, también conocida como deficiencia de micronutrientes, es un importante desafío global que afecta a más de 2 mil millones de personas en todo el mundo. Ocurre cuando las personas no obtienen suficientes vitaminas y minerales esenciales de su dieta, incluso si consumen suficientes calorías.
Las deficiencias de micronutrientes pueden tener consecuencias graves, especialmente para las mujeres y los niños. Pueden provocar un deterioro del desarrollo físico y cognitivo, una mayor susceptibilidad a infecciones e incluso la muerte. En los niños, las deficiencias de micronutrientes pueden provocar retraso en el crecimiento, problemas de aprendizaje y reducción de la productividad en la edad adulta.
Los alimentos enriquecidos proporcionan una solución rentable y sostenible para abordar el hambre oculta. La biofortificación es el proceso de mejorar cultivos alimentarios básicos para que contengan niveles más altos de vitaminas y minerales esenciales. Este enfoque ha ido ganando atención como una estrategia poderosa para mejorar la nutrición en el país y en el extranjero.
Se han biofortificado con éxito varios cultivos, incluidos arroz, trigo, maíz, frijoles y batatas. Estos cultivos se consumen ampliamente en los países en desarrollo y pueden proporcionar micronutrientes esenciales a personas que tal vez no tengan acceso a dietas diversas o ricas en nutrientes.
Ejemplos de esfuerzos exitosos de biofortificación incluyen:
1. Arroz Dorado :El arroz dorado ha sido modificado genéticamente para producir betacaroteno, que el cuerpo convierte en vitamina A. La deficiencia de vitamina A es una de las principales causas de ceguera y deterioro de la función inmune, particularmente en los países en desarrollo. Se ha demostrado que el arroz dorado mejora significativamente el nivel de vitamina A y reduce el riesgo de trastornos relacionados con la deficiencia de vitamina A.
2. Boniatos biofortificados :Las batatas de pulpa anaranjada han sido biofortificadas para contener altos niveles de betacaroteno. Se han promovido ampliamente en los países en desarrollo para abordar la deficiencia de vitamina A, particularmente en los niños.
3. Frijoles biofortificados con hierro :La anemia por deficiencia de hierro es un problema importante que afecta a millones de personas en todo el mundo. Los frijoles biofortificados se han desarrollado para contener niveles más altos de hierro para mejorar el estado del hierro y reducir el riesgo de anemia.
Al promover el cultivo y el consumo de cultivos biofortificados, los gobiernos, las organizaciones y los agricultores pueden contribuir directamente a mejorar la nutrición y la salud a nivel de la población.
La implementación de programas de biofortificación implica la colaboración entre investigadores, científicos agrícolas, nutricionistas, agricultores y gobiernos. Requiere un enfoque multidisciplinario que abarque el mejoramiento de cultivos, la investigación sobre nutrición, la extensión agrícola y el apoyo a políticas.
Para garantizar el éxito de los esfuerzos de biofortificación, se deben considerar varios factores, tales como:
- Selección de cultivos :Elegir cultivos alimentarios básicos que se consuman ampliamente y que tengan un alto potencial de biofortificación.
- Técnicas de cría :Emplear técnicas convencionales de fitomejoramiento o ingeniería genética para mejorar el contenido de micronutrientes sin comprometer otros rasgos deseables.
- Evaluación Nutricional :Evaluación de la biodisponibilidad y el impacto de los cultivos biofortificados sobre el estado de los micronutrientes en las poblaciones objetivo.
- Prácticas Agrícolas :Desarrollar prácticas agronómicas que apoyen el cultivo y la producción de cultivos biofortificados.
- Aceptación del consumidor :Realizar evaluación sensorial y promover conciencia para incentivar la adopción y consumo de cultivos biofortificados.
La biofortificación tiene el potencial de transformar los sistemas alimentarios y mejorar los resultados nutricionales, especialmente en regiones donde el acceso a dietas diversas o alimentos enriquecidos es limitado. Al invertir en investigación sobre biofortificación, los gobiernos y las organizaciones pueden contribuir significativamente a abordar el hambre oculta y promover poblaciones más saludables.