En primer lugar, la superficie del cable debe estar limpia y libre de suciedad, aceite o grasa. Esto se puede hacer limpiando el cable con un solvente como alcohol isopropílico.
En segundo lugar, el cable debe calentarse a una temperatura lo suficientemente alta para que la soldadura se derrita y fluya. Esto se puede hacer usando un soldador o un soplete de butano.
En tercer lugar, la soldadura debe aplicarse al cable de manera que le permita fluir de manera uniforme y suave. Esto se puede hacer usando un fundente para ayudar a que la soldadura se propague y aplicando la soldadura al cable con un movimiento continuo.
Una vez que la soldadura se haya enfriado y solidificado, los trozos de alambre para perchas se unirán permanentemente.