1. Aumento de la densidad: Las moléculas de gas se forzan más juntas, lo que lleva a una mayor densidad.
2. Aumento de la presión: Las moléculas chocan con mayor frecuencia con las paredes del contenedor, lo que resulta en una mayor presión. Este es el principio fundamental detrás de la operación de los compresores.
3. Volumen reducido: El espacio ocupado por el gas disminuye a medida que las moléculas se apretan más juntas.
4. Cambio de temperatura: El proceso de compresión puede conducir a un aumento de la temperatura. Esto se debe a que el trabajo realizado para comprimir el gas se convierte en energía interna, que se manifiesta como un aumento del movimiento molecular y, por lo tanto, una temperatura más alta.
5. Potencial para el cambio de fase: Si la compresión es lo suficientemente significativa, el gas puede hacer una transición a un estado líquido. Esto se debe a que el aumento de la presión y la densidad pueden superar las fuerzas intermoleculares que mantienen las moléculas separadas en un estado gaseoso.
Ejemplo: Imagina una bomba de bicicleta. Cuando empujas hacia abajo sobre el mango, estás comprimiendo el aire dentro de la bomba. Puede sentir que la presión aumenta y el aire en el interior se calienta (incluso puede notar un poco de condensación que se forma en el exterior de la bomba).
Nota importante: Los cambios exactos en la densidad, la presión y la temperatura dependen de que el gas específico se comprime y las condiciones de la compresión. Estos se rigen por la ley de gas ideal y otros principios termodinámicos.