1. Puntos de congelación y ebullición: El agua tiene un rango de líquido relativamente estrecho (0 ° C a 100 ° C). Esto limita su uso para medir temperaturas fuera de este rango. Por ejemplo, no podría usar un termómetro de agua para medir la temperatura de un horno muy caliente o un congelador muy frío.
2. coeficiente de alta expansión: El agua se expande significativamente cuando se calienta. Esta expansión es no lineal e impredecible, lo que dificulta la medición de los cambios de temperatura con precisión. Un termómetro requiere una sustancia que se expanda de manera consistente y previsible con la temperatura.
3. humectación: El agua hecha fácilmente las superficies, lo que significa que tiende a adherirse al vaso del termómetro. Esto puede interferir con mediciones precisas, especialmente a temperaturas más bajas donde el agua puede congelarse y pegarse a los componentes internos del termómetro.
Estas propiedades hacen que el agua sea una opción inadecuada para su uso como líquido de termómetro. El mercurio y el alcohol, con sus rangos líquidos más anchos, expansión predecible y propiedades no humectantes, son mejores alternativas.