Los sólidos metálicos se caracterizan por su alta conductividad eléctrica y térmica. La alta conductividad eléctrica se debe al hecho de que los electrones de valencia son móviles y pueden moverse fácilmente a través de la red. La alta conductividad térmica se debe al hecho de que los electrones de valencia pueden transferir calor fácilmente de una parte de la red a otra.
Los sólidos metálicos también se caracterizan por su maleabilidad y ductilidad. La maleabilidad es la capacidad de un material para convertirse en láminas delgadas, mientras que la ductilidad es la capacidad de un material para convertirse en alambres delgados. La maleabilidad y ductilidad de los sólidos metálicos se deben a que la red de iones positivos no es rígida. Los iones positivos pueden moverse fácilmente entre sí, lo que permite que el metal se deforme sin romperse.
La fuerza de un sólido metálico depende de la fuerza de la atracción electrostática entre los iones positivos y los electrones de valencia. Cuanto más fuerte sea la atracción electrostática, más fuerte será el metal.