Para la mayoría de los solutos sólidos, el efecto de la presión sobre la solubilidad es bastante pequeño y a menudo insignificante. Esto se debe a que el cambio de volumen al disolver un sólido en un líquido suele ser pequeño en comparación con el volumen de la solución. Por lo tanto, el cambio de presión tiene un impacto mínimo en el equilibrio entre las especies sólidas y disueltas.
Sin embargo, existen ciertos casos excepcionales en los que la presión puede influir en la solubilidad de los sólidos. Estas excepciones suelen implicar sólidos que sufren cambios significativos en su estructura cristalina o comportamiento de fase en condiciones de alta presión. Por ejemplo:
1. Transiciones de fase inducidas por la presión :Algunos sólidos pueden sufrir transiciones de fase bajo alta presión, lo que provoca cambios en su solubilidad. Por ejemplo, el carbono presenta una transición de fase de grafito a diamante bajo una presión extremadamente alta, lo que afecta significativamente su solubilidad en ciertos disolventes.
2. Sólidos amorfos :Los sólidos amorfos, que carecen de una estructura cristalina bien definida, pueden mostrar un ligero aumento de solubilidad al aumentar la presión. Esto se debe a que la presión puede favorecer la disolución de sólidos amorfos al romper sus disposiciones moleculares irregulares.
3. Sólidos iónicos :En ciertos casos, la alta presión puede afectar la solubilidad de los sólidos iónicos al alterar la disociación de sus iones. Por ejemplo, la solubilidad de algunas sales poco solubles, como el carbonato de calcio, puede mejorarse a alta presión debido a cambios en el equilibrio de ionización.
Vale la pena señalar que estos efectos generalmente se observan en condiciones de presión extremadamente alta, a menudo más allá de las que se encuentran en situaciones cotidianas o en la mayoría de los entornos de laboratorio. En condiciones normales de presión y temperatura atmosférica, el efecto de la presión sobre la solubilidad de los sólidos suele ser insignificante.