1. Monedas de cobre:El blanqueador puede reaccionar con las monedas de cobre y hacer que se empañen o desarrollen una pátina de color marrón oscuro o negro. Esto se debe a que la lejía contiene hipoclorito de sodio, que es un agente oxidante fuerte que puede reaccionar con el cobre para formar óxido de cobre.
2. Monedas de plata:La lejía puede causar deslustre o ennegrecimiento de las monedas de plata, especialmente si las monedas no se enjuagan y secan adecuadamente después de la exposición a la lejía. La plata se empaña cuando reacciona con el oxígeno y la humedad del aire, y la lejía puede acelerar este proceso.
3. Monedas de oro:El oro es relativamente resistente a los efectos de la lejía y, por lo general, no se empaña ni se corroe cuando se expone a la lejía. Sin embargo, si las monedas de oro están aladas con otros metales, como el cobre, los metales aleados pueden reaccionar con el blanqueador y provocar decoloración o deslustre.
4. Monedas de níquel:La lejía puede hacer que las monedas de níquel pierdan su brillo y desarrollen un acabado mate y sin brillo. Esto se debe a que la lejía puede disolver la capa protectora de óxido que se forma naturalmente en la superficie de las monedas de níquel, exponiendo el metal subyacente al oxígeno y la humedad, lo que puede provocar oxidación y decoloración.
Es importante señalar que los efectos de la lejía en las monedas también pueden depender de la concentración de la solución de lejía. Las soluciones de lejía diluidas pueden tener un impacto menos perceptible en comparación con las soluciones de lejía concentradas. Para evitar dañar las monedas, generalmente es recomendable evitar el uso de lejía u otros productos químicos agresivos para limpiar las monedas. En su lugar, se recomienda utilizar métodos de limpieza suaves y materiales diseñados específicamente para la limpieza de monedas para mantener su condición y valor.