1. Formación de Tun:Cuando se enfrentan a la deshidratación, los tardígrados entran en una etapa latente conocida como estado tun. Retiran el cuerpo y las piernas dentro de una cubierta en forma de caparazón conocida como 'tun'. Esto ayuda a reducir la superficie de sus cuerpos, limitando la pérdida de agua por evaporación.
2. Producción de proteínas:durante el estado tun, los tardígrados producen proteínas especiales conocidas como proteínas intrínsecamente desordenadas (TDP) específicas de los tardígrados. Estas proteínas se unen a las estructuras internas del tardígrado, protegiéndolos del daño causado por la deshidratación. Los TDP actúan como un escudo molecular, impidiendo que los componentes celulares esenciales colapsen.
3. Depresión metabólica:los tardígrados experimentan una reducción significativa en su tasa metabólica durante la anhidrobiosis. Esto conserva energía y ralentiza el ritmo al que utilizan sus limitadas reservas de agua.
4. Protección del ADN:Los tardígrados han desarrollado mecanismos eficientes para proteger su ADN del daño causado por la deshidratación y la radiación. Poseen un mecanismo único de reparación del ADN que les permite reparar el daño del ADN una vez que se rehidratan.
5. Rehidratación:cuando el agua vuelve a estar disponible, los tardígrados pueden rehidratarse rápidamente, en unas pocas horas o incluso minutos. Absorben el agua circundante a través de la superficie de su cuerpo y sus estructuras celulares vuelven a su estado normal.
6. Criptobiosis:esta capacidad de los tardígrados de entrar en un estado de deshidratación extrema y capacidad de reanimación a menudo se denomina criptobiosis. Les permite soportar duras condiciones como temperaturas extremas, altos niveles de radiación e incluso el vacío del espacio, lo que los convierte en uno de los organismos más resistentes de la Tierra.
Las notables estrategias de supervivencia de los tardígrados durante la deshidratación los han convertido en un fascinante tema de estudio para los científicos interesados en la astrobiología, los ambientes extremos y el origen de la vida. Comprender los mecanismos que permiten su resiliencia podría proporcionar información valiosa sobre la adaptabilidad de la vida y el potencial de supervivencia en entornos desafiantes más allá de la Tierra.